Esto tiene algo de cierto, incluso muchos de los estudios actuales señalan que las relaciones amorosas tienen como consecuencia algunos kilos de más.
Esto se debe a que cuando estamos en la primera fase de enamoramiento, nuestro sistema emocional, que es movido a través de lo que llamamos “ilusión”, cae en el total y completo disfrute de actividades que intervengan los dos, puesto que la acción de “conocerse” es muy importante, se duplican las salidas a restaurantes, las excusas para ir al cine y comer canchita, o regalitos como chocolates, al igual que el tiempo que te dedicabas para ti misma empiezan a limitarse ya que tienes con quien gastar ese tiempo.
A los seis meses de relación, liberamos una hormona llamada oxitocina, la cual no hace más propensos y hábiles en el fortalecimiento de lazos, es por ello que elegimos actividades que tengan que ver con más tranquilidad, sedentarismo y territorialidad amorosa, por ende, el acto del compartir una comida es mucho mayor.
¿Qué hacer?
Empieza por ser consciente de lo que está sucediendo, no es un infierno lo que tienes que enfrentar ni mucho menos un obstáculo que esta fuera de ti. Elige actividades juntos que requieran de acción y movimiento, compartan hábitos que les hagan bien y no olvides siempre tomar tiempo exclusivo para ti y tu bienestar. Las cenas románticas son muy placenteras, empieza por darle originalidad a tus planes y convierte algo sano de lo que comúnmente termina en exceso. Aprende nuevas posiciones en la cama con tu nuevo amor, fortalece la relación desde lo sano y no desde el exceso porque al final de cuentas, terminarás lamentando.
En resumen, el amor no engorda, las actividades que solemos tomar mientras abandonamos otras, sí. Estar consciente de los cambios que producen tener una nueva relación y darle un giro saludable queda de tu parte.
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